Why don´t you do right?




El otoño avanza, y de los estantes de la biblioteca empiezan a bajar los viejos amigos: Chandler, Dashiell Hammett, W. R. Burnett, William Iris, John F. Bardin… Incluso Conan Doyle y Chesterton, que suelen visitarme en verano, aparecen ahora por mi cuarto. Junto con la novela, el cine negro se presenta como un plan muy sugerente para estas noches que empiezan demasiado pronto. El halcón maltés, Laura, El sueño eterno, La mujer del cuadro, Perdición, La senda tenebrosa … El claroscuro, las luces indirectas, el paisaje nocturno, lleno de anuncios luminosos, de las grandes ciudades norteamericanas de los años treinta y cuarenta… El otoño vuelve, y vuelven el crimen y el misterio como un cálido lenitivo para la melancolía. Por eso esta noche he rechazado una invitación a salir, no estoy con ánimos de soportar una compañía demasiado alegre; y he ido a refugiarme en uno de mis garitos preferidos, a tomarme una copa mientras me derrito contemplando sobre el escenario a la sublime Peggy Lee. No sé si hago bien, pero esta noche desde luego, no voy a hacerlo mejor.


Texto: Diego

Comentarios

  1. Que disfrutes tu soledad, a veces es mejor no ser una mala compañia, y ser nuestro mejor complice
    saludos

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  2. Tienes toda la razón, Quatre Goyaves (¿cuál de las cuatro?). Gracias por tu comentario, y bienvenida!

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  3. Hola, querido Diego.

    Coincido contigo en ese "estado otoñal del alma", donde el bullicio del mundo no nos permite escuchar el silencio maravilloso del corazón.

    Una noche de sosiego y lectura profunda, es un regalo que debemos hacernos con más frecuencia de la que podemos... Espero la hayas disfrutado.

    Un beso grande, Diego querido.

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  4. Cierto, Ángelica, ese "silencio fecundo" es tan difícil... Pero qué bueno cuando se consigue,en esas pocas veces que logramos que surga naturalmente, y no como mero "escapismo"...

    Un beso muy fuerte, Angélica

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  5. A veces necesitamos estar solos, darnos tiempo para nosotros mismos, y leer un buen libro, o simplemente pensar.

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  6. Acompañado de uno mismo... escuchando -que no es lo mismo que oyendo- y contemplando -que tampoco es lo mismo que mirando, ni que viendo- a Peggy Lee... ¿y el trago?, ¿de qué era el trago?

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  7. Un whisky solo -Jack Daniels-, en baso ancho, sin hielo. Y unos buenos cigarrillos negros...
    Saludos, Gargantúa, y gracias por tu visita.

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