Terapéutica contra una enfermedad del trigo



Semillas de trigo afectadas por el Carbón; sobre las mismas, una espiguilla desprendida de una espiga mostrando el falso grano que contiene.


La historia de nuestra civilización y la del trigo van de la mano, sin que sepamos muy bien cuál de los dos, hombres o plantas, tomaron la iniciativa de caminar juntos. Pero acompañando al trigo vienen también unos hongos entre los cuales se encuentran diversas especies del género Tilletia, microorganismos que provocan enfermedades en los trigales, y a las que los labradores dan el nombre de “Carbones o Tizones”, debido al color negro que adquieren los granos, rellenos de esporas del patógeno.
Las esporas de estos hongos se encuentran en el suelo o adheridas a la cubierta de las semillas. Cuando éstas se siembran, el hongo germina e infecta los tejidos de la planta. Durante el desarrollo del cultivo la planta no muestra síntoma alguno de la enfermedad, pero cuando aparecen las espigas podemos comprobar, en las espiguillas, que los granos de trigo no son tales, sino que, realmente, son bolsas negras repletas de esporas del hongo. Y si aplastamos un grano entre los dedos nos mancharemos de un polvo negro, constituido por las esporas del microorganismo, y con olor a pescado podrido debido a la trimetilamina que contiene.
La forma de evitar la aparición de esta enfermedad es fácil, eficaz y barata. Consiste en impregnar las semillas que se vayan a sembrar con un fungicida específico. Los formulados a base de carboxina, tiram o mancoceb han demostrado ser muy eficaces, evitando la aparición de la enfermedad prácticamente al 100%.

Esporas del hongo Tilletia foetida, causante del Carbón del trigo, vistas al microscopio.

(Para más información consultar el libro La Sanidad de los Vegetales Cultivados)

Figs. y texto de José Del Moral De la Vega

Comentarios

  1. Que interesante y educativa esta entrada. No sabia nada sobre estos hongos, y como se puede hacer para prevenirlos.
    Muchas gracias por la información!

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  2. Tienes razón, Carla, el mundo de los hongos es un mundo bastante desconocido y misterioso, pero apasionante. Su relación con el resto de seres vivos es, como en el amor, de atracción y repulsión, de colaboración y enfrentamiento...Bueno, prometo contar historias interesantes de esta relación entre las plantas y los hongos.
    Gracias por tu visita y tu comentario.
    Un abrazo

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  3. Se aprende mucho de tus entradas científicas, podrían haber le servido a mi padre cuando se ocupaba de los trigales...
    Gracias por comentar en mi blog, ya he contestado a tu pregunta.
    Un abrazo

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  4. ¡Pues no sabes lo que me habría gustado a mí enseñarle algo a tu padre, Beatriz! Esa es una obsesión en mi vida de trabajador de la ciencia: enseñar a los labradores; pero si te soy sincero, a veces pienso que yo he aprendido mucho más de ellos, que lo que yo les he podido enseñar.
    Un abrazo

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  5. Hola querido José.

    Fíjate que al concluir la lectura de tu interesante relato, me ha llegado de golpe una idea analógica al pensamiento y en seguida, una reflexión para el alma.

    Al aprender de estos hongos, y de cómo se encapsulan sus esporas en las semillas, engañando a quien las toma en sus manos, no puedo dejar de pensar en las mentes de muchos de nuestros jóvenes, que como semillas tiernas, reciben el impacto de mensajes desvalorizados, carentes de humanismo y de una gota de amor, sin darse cuenta de que son solo esporas podridas que tarde o temprano terminarán por corromper su corazón.

    Mi reflexión va en la línea de quienes somos forjadores de jóvenes, cuyo pensamiento y corazón se nos ha entregado para sembrarlo con los más altos valores de respeto, solidaridad, responsabilidad y amor por todo y por todos, como tierra buena, abonada y rica en los nutrientes que tanto necesitamos hoy en día para hacer de nuestro mundo, un hogar pleno y digno del hombre.

    Gracias por compartir tus conocimientos, José. Ya ves que son semilla buena para nosotros.

    Un beso grande.

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  6. Tu comentario, Angélica, es muy sugerente, y muestra tu sensibilidad ante uno de los problemas más graves de nuestra civilización.
    Efectivamente, las bebidas sin moderación, el sexo sin amor, las drogas como estimulantes, el éxito a cualquier precio y por encima de quien sea...están envenenando a la juventud -y no tan jóvenes-, y el resultado final no podrá ser otro que la ruina física y moral de las personas.
    Muchas gracias por tu visita y tu comentario.
    Un abrazo

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