Arqueología del mundo rural ordenada en el calendario: noviembre


Las bellotas producidas en los árboles de las dehesas se transforman, engullidas por el cerdo ibérico, en alimentos que son un manjar para los sentidos y unas sustancias fundamentales (ácido oleico) para la salud humana.

A Nora de Liechtenstein,
que es capaz de descubrir,
entre la potencialidad económica de la dehesa,
mucho más que números.


El campo ha sido como una inmensa escuela en la que el hombre aprendía a labrar eriales, a obtener los frutos de la tierra y a hermanarse con la naturaleza, de tal forma que hombres, plantas, animales, aire, tierra, agua y paisaje componían un cuadro, sencillo y hermoso, que no parecía tener fin –Del libro “Voces del campo”–

Imágenes y texto de José Del Moral De la Vega

Comentarios

  1. José: Como me gustan tus post... es un placer venir siempre a visitarte, y llevarme tus notas y aprender...

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  2. Un lugar muy rico sin duda, pero sobre todo la escuela de la tierra, original analogía Pepe.
    Saludos

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  3. Muchas gracias, Carla y Beatriz, por vuestras visitas.
    Un abrazo

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  4. ¡Qué vida tan hermosa la del campo!

    ¡Y dichosos quienes recibieron de Dios la oportunidad de crecer en ese pedacito de cielo!

    Como siempre, disfrutando de tus bellos escritos e imágenes, querido José.

    Un abrazo muy grande.

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  5. Hola, José:

    Tus entradas siempre tan sabias e ilustrativas nos regalan gratos momentos.

    Crecí en el campo y anhelo volver.

    Abrazos.

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  6. Muchas gracias, Angélica y Rafael, por vuestra visita.
    Creo que tenéis razón, vivir en este ambiente es un lujo.
    Un abrazo

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