Arqueología del mundo rural ordenada en el calendario: diciembre


La cara de muchos labradores es el reflejo de una breve, pero inmensa, epopeya: la historia de la vida auténtica de los hombres del campo.

Cuántos campesinos maduros que dejaron la pana y el dril se establecieron en la ciudad. Y de corazón viven en el pueblo, porque allá, aparcadas, dejaron su vida y su alma. Háblale del tiempo, las cosechas… Y pronto te abrumará de nostalgias sangrantes: él, allá en su pueblo, llevaba un par de mulas grandes como dos montañas. Pateaba terrones todo el día y no se cansaba… –Del libro “Voces del campo”–

Imágenes y texto de José Del Moral De la Vega

Comentarios

  1. Hola, José:

    Hombres y mujeres que dejaron su tierra labrantía regada con el sudor de su frente y que añoran volver... lo digo por experiencia propia, fui criado en el campo entre el trigo y los maizales.

    Abrazos.

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  2. La foto va directamente con el texto, que está tan bien armado.
    Cuando alguien de pueblo se va a la ciudad a vivir, dicen que es muy triste lo que sienten... porque añoran los años pasados.

    Excelente post.

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  3. Para algunas personas la tierra es el sentido de pertenencia, nacen con raíces profundas.
    Yo nací en el campo pero siempre quise irme, todavía me pasa, siempre quiero ir a otra parte.

    Saludos pepe, me encantó la foto.

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  4. Muchas gracias, Carla y Beatriz, por vuestra visita y vuestros comentarios.
    Un abrazo

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  5. ¡Cuántas historias tejidas de vida inmensamente feliz poseen esos corazones sencillos!

    La vida en el campo debe ser, seguramente, una antesala del cielo.

    Un gusto enorme leerte, querido José.

    Un beso para ti.

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  6. Hola Jose! Pasaba a saludarte esperando una nueva publicación...
    Cariños!

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  7. Hola, José:

    Recibe desde la distancia un cordial saludo con mis mejores deseos porque en esta navidad encuentres salud y bienestar en compañía de tus seres queridos.

    Gracias por tu amistad y cariño.

    Abrazos.

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