LA CIUDAD DE COLOR ROJO


En Badajoz, las puestas de sol constituyen un espectáculo natural e inigualable, y  todas las tardes, siguiendo una liturgia mágica y exacta, los cormoranes las contemplan  desde una pajarera del río con esa reverencia natural y elegante que solo muestran las aves.

Las ciudades están hechas por el hombre, y es este el que decide qué es lo que las distingue; pero hay algunas que, como si de un regalo de los dioses se tratara,  tienen  una cualidad excepcional. Badajoz es una de ellas, y todos los días, al atardecer, se viste de rojo.


Imagen y texto originales de josé del moral de la vega

Comentarios

  1. Como para retocar la creación del hombre, para alagarla y engrandecer el don de la arquitectura humana, la naturaleza le tiende la mano, qué fortuna.

    Saludos Pepe.

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  2. Es cierto, Beatriz, la salud y la fortuna solo las entendemos cuando se pierden, por eso hay que hacer, de vez en cuando, un esfuerzo y reconocerlas. Vivir en esta tierra es una fortuna.

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  3. Querido Pepe, las imágenes de atardeceres en Badajoz cautivan al que lo contempla por primera vez. Lentos, luminosos y envolventes.
    Un abrazo
    Luis

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  4. Cierto, amigo Luis.La ciudad se hace íntima, entrañable.
    Un abrazo

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  5. Hermosos atardeceres los que disfrutan allá, bella y cautivante imagen que parece una obra impresionista.

    Abrazos.

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  6. Es cierto Rafael, la ciudad se tiñe de colores puros, preferentemente primarios, como los que utilizaron los impresionistas.
    Un abrazo

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