La Campiña en verano es amarilla


En Extremadura, los paisajes de la Campiña Sur son, por su calma y sobriedad, de una extraordinaria belleza.

Barcinada la cosecha el campo extremeño no es más que paja, el rastrojo de un inmenso milagro en el que átomos y energía se han convertido en trigo con el que el hombre hace pan que se transforma en gozo, y este en alegría, y la alegría, como la paja, es lo que siempre queda de una presencia extraña que no está hecha de átomos, ni energía, ni está sometida a norma alguna, y que solo se sabe de ella porque emociona.

Eternity and a day... - "Hearing Time" - (Eleni Karaindrou)


Texto e imágenes de José Del Moral De la Vega


Comentarios

  1. Amarillos como el oro o el pan recién horneado, son los campos después de la cosecha, muy bonitos se ven los paisajes.

    Un abrazo.

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  2. Es cierto, Rafael.¡Qué metáfora tan bonita has elegido! ¡Qué valioso es el pan recién horneado! Muchas gracias por tu visita. Un abrazo

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  3. Preciosos los colores que la naturaleza nos regala ...

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  4. A veces no disfrutamos de cosas valiosísimas que nos rodean, por el simple hecho de que están ahí y no nos cuestan dinero. Cuando se pasa junto a un paisaje como ese, junto a la carretera, hay que detener el auto, bajarse y adentrarse en el rastrojo. Y al poco se empiezan a oír chicharras, grillos, cebolleros...y así, entre la paja y el polvo, dentro de la naturaleza, uno se siente más humano.
    Muchas gracias por tu visita, Marian

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  5. Qué bonito todo lo que dices, querido José.

    Tienes el don de entrelazar dulcemente las palabras con el sentimiento, y eso, mi amigo querido, es un regalo para los que tenemos la suerte de escucharte.

    La imagen es preciosa, igual que la música. Gracias también por ellas.

    Un beso.

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  6. Como siempre, querida Angélica, tus comentarios a mis post son muy generosos. Muchas gracias. Un beso

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  7. Miles de años domesticando el cereal, y todavía nos sorprende hasta la belleza del rastrojo...

    Bonita foto.

    Un abrazo.

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