EROTISMO VERSUS ANIMALIDAD

 Los zapatos de tacón que usa la mujer alargan las piernas, marcan las pantorrillas y provocan una ligera inclinación del cuerpo, que exalta sus nalgas. Los zapatos de tacón -desaconsejados por médicos y fisioterapeutas–  son un poderoso elemento de la moda femenina actual.


El placer sexual es una de las causas de lo que somos, como individuos y como sociedad. En la mayoría de los animales la reproducción está auspiciada por el placer, pero en el hombre ese placer está modificado por el deseo de descubrir y por la cultura. Descubrir lo que está oculto –el misterio–, desvelar lo íntimo es un fenómeno ligado a la adquisición de la racionalidad, y en el sexo, la acción de descubrir puede llegar a ser tan placentera como el mismo descubrimiento, de ahí que la insinuación tenga tanto valor en la sexualidad. De la misma fuente de la racionalidad, del neo-córtex, también surge la cultura, por la cual todo puede ser representado por símbolos con la misma o incluso más intensidad que aquello a lo que representan. Y la insinuación y los símbolos sexuales son caminos que conducen al amor sensual, caminos cuya perfección, precisamente, definen el erotismo –aquello que estimula el amor sensual–.                                                                                                                                                                                                                                                                  
La “desanimalización” del amor físico condujo al erotismo, en el cual está el origen de algunas de las obras más sublimes de la civilización y una de las mayores fuentes de placer humano; pero actualmente, una corriente de opinión supuestamente progresista pretende eliminar el misterio y símbolos utilizados en el amor físico, con el interés de conseguir una naturalidad de la sexualidad –las clases de masturbación en los programas de educación de Extremadura y Andalucía, por ejemplo–. ¿Podría ocurrir que ese camino a una sexualidad natural condujera, muy a pesar de sus promotores, a su “animalización”? Y es que, como dice mi amigo el profesor Lorite: El hombre es un animal paradójico.

La falda que deja ver solo una parte de las piernas de una mujer, lo que realmente muestra es todo un hermoso cuerpo desnudo, que quien las contempla se imagina descubrir.


 La canción “Bésame mucho” de la mexicana Consuelo Velázquez ha sido interpretada por los mejores intérpretes, desde que se compusiera en el siglo pasado (1940). Las cadencias de los sonidos y las inflexiones de voz que la keniata Valeri Kimani le da a la canción hacen de ella una sensualísima pieza musical.
 Texto e imágenes originales de José Del Moral De la Vega

Comentarios

  1. Hola José,

    Un tema interesante por demás. Estoy leyendo algo sobre la experiencia del deseo, y concuerdo en que el deseo no es sólo físico, por lo que yo me atrevo a decir que la desnudez es sólo una forma de despertar el placer oculto en el ser, aunque me inclino a pensar que se desea algo más que el cuerpo. Se desea descubrir el ser que vive en ese cuerpo que provoca. A eso llamaría yo erotísmo. Pero claro debe haber eso que llaman simple "fisicalidad"

    Saludos.

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  2. Es cierto, Beatriz, aunque el deseo, sin más, es un fenómeno primario y general al reino animal, en el que está basado gran parte de la vida, pero el deseo de descubrir, de desvelar, de conocer, añade al propio deseo una fuerza inmensa en la que está basada la racionalidad y su consecuencia, la cultura.
    ¿Que detrás de descubrir la desnudez del cuerpo está el deseo de descubrir el alma...? Hasta ahí llego, pero mis conocimientos de psicología son escasos para navegar por esas profundidades.
    Saludos cordiales

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  3. Hola, José:

    No cabe duda, la sensualidad de la mujer elegantemente destacada por los atuendos usados, es la culpable de tantos y tantos suspiros masculinos.

    Un abrazo, gracias por visitarme.



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  4. Es cierto, Rafael, pero imagino que a las mujeres también se les escaparán esos suspirillos ante un hombre atractivo.
    Un abrazo

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  5. Hola, Jose:

    Gracias por visitarme, espero que estés bien y te deseo una buena semana.

    Un abrazo.

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