El aire que cura las enfermedades (II)

Croquis realizado a principios del siglo XVII por Ximena Jurado en el que se localiza la ermita de Santa Potenciana e Iliturgi junto a uno de los meandros del Guadalquivir cercano a Villanueva de la Reina (Andalucía). En este lugar, desde hace más de veinte siglos, se han producido una extraordinaria cantidad de fenómenos antropológicos importantes.


Los meandros del curso medio del Guadalquivir tienen una altísima concentración de iones con propiedades curativas, capaces de neutralizar los radicales libres nocivos que hay en el aire. Algunos de esos meandros están poblados de eucaliptos, un árbol que llegó a España en la época Victoriana de la mano, principalmente, de misioneros españoles en Australia.
El eucalipto, a pesar de ser denostado por determinados grupos de opinión, tiene unas excepcionales cualidades:  produce sustancias de interés farmacológico y cosmético, genera extraordinarias cantidades de polen –es el árbol que más rendimiento da a la producción de miel–, es un extraordinario fijador de CO2 y, consecuentemente, generador de O2, la sustancia fundamental de los animales –en términos de estricta ciencia biológica, la vida no es otra cosa que una cadena de electrones al oxígeno–, pero sobre todo es un árbol depurador del ambiente, no solo porque absorbe y transforma el gas tóxico monóxido de carbono (CO), sino porque su follaje fija peligrosísimos elementos tóxicos como cadmio, plomo, níquel, etc.  
Esas cacterísticas, alta concentración en el ambiente de iones con propiedades curativas, alto nivel de O2, y un aire depurado de elementos tóxicos, hacen que los meandros del Guadalquivir con eucaliptos sean una especie de sanatorios ambientales contra enfermedades somáticas y psíquicas.
Pasear por uno de estos meandros es como entrar en un lugar salvífico donde se curan enfermedades y tristezas; y es casi seguro que llegará un día que se venderá embotellado, y muy caro, el aire del meandro del Guadalquivir donde está Santa Potenciana. 



El eucaliptal existente actualmente junto a la ermita de Santa Potenciana (Villanueva de la Reina) se puede considerar un auténtico sanatorio contra las tristezas del alma y las miserias del cuerpo.

Texto e imágenes de José Del Moral De la Vega

Comentarios

  1. ¡Yo quiero ir allí!

    :-)

    Impresionante todo lo que nos cuentas, querido José. En tus palabras, percibimos esos meandros, coronados por vientos celestiales, como un paraíso en la Tierra.

    Gracias.

    Un beso.

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  2. Pues lo tienes muy fácil, querida Angélica, convences a tu familia y os venís. Os recibiríamos como os merecéis.
    Un abrazo

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